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Garbiñe Muguruza, otro enero para olvidar

Al igual que el año pasado, la española cierra un arranque de curso en falso, con molestias físicas y sin apenas presencia sobre la pista: "Ha sido una gira dura. Cogeré lo bueno, pero estoy desilusionada"

Alejandro Ciriza
Muguruza, durante el partido contra Hsieh, ayer en la pista central de Melbourne.
Muguruza, durante el partido contra Hsieh, ayer en la pista central de Melbourne.SAEED KHAN (AFP)

No hay pliegues ni dobleces: sobre la pista (y lo mismo fuera de ella), Garbiñe Muguruza es un libro abierto. Ayer, nada más poner el primer pie en la central de Melbourne, sobre la que ya caía un espeso manto de calor a media mañana, se la vio incómoda. Luego, esa falta de confort fue aumentando hasta traducirse en ampollas, sudores fríos, algún que otro aspaviento –recibió un warning por un pelotazo del que se arrepintió de inmediato– y finalmente una derrota que le apeó de forma prematura del primer grande de la temporada. Perdió por 7-6 y 6-4 (en 1h 59m), contra la china Su-Wei Hsieh, y se despidió de Melbourne con una derrota que exige una revisión, porque no aterrizó bien en Australia y se marchó con el mismo mal sabor de boca.

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A primer golpe de vista, el tropiezo llama la atención; no cuadra que la número tres del mundo caiga contra la 88, una tenista poco ortodoxa pero muy bregada, capaz de confundir a cualquiera con su diabólico golpe a dos manos con la derecha. Sin embargo, no sorprende tanto si se contempla de forma panorámica la dinámica de Muguruza en este primer mes del curso. Un arranque plagado de incógnitas porque apenas se la ha podido ver en la pista –solo ha disputado cuatro partidos: uno en Brisbane, otro en Sídney y los dos en Melbourne– y porque su físico ha vuelto a ceder sin que exista una explicación clara.

Su aductor, al igual que el año pasado, le ha impedido despegar y competir con normalidad. La dolencia tal vez pudiera estar asociada al trabajo extra que ha llevado a cabo durante la fase preparatoria, pero ni ella misma consigue dar con la tecla. “No sé si es casualidad o no: otra vez el aductor… Me lo he preguntado muchas veces, pero no sé por qué me pasa esto”, afirma la española, de 23 años y que para su asalto a la cima, decidió en 2017 aplicar un golpe de tuerca con el objetivo de transformar su cuerpo (1,82 y 73 kilos) en el de una atleta de primera.

No parece, sin embargo, que el origen del problema sea aleatorio. Los dos últimos arranques de campaña han estado influenciados por el dolor, lo cual invita a una revisión en la estrategia para evitar otro mes de enero para el olvido. “No creo que haya cometido ningún error en la pretemporada, aunque desde luego lo hablaré con mi equipo para analizar por qué ha pasado. No lo veo como un: ¿Pero cómo he podido hacer esto? No sé… no lo veo así, pero claro, algo habrá que hacer o cambiar”, explicaba ayer en la sala de conferencias, donde a pesar de la derrota se la veía más templada que otras ocasiones.

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Muguruza devuelve la pelota en el duelo contra Hsieh.
Muguruza devuelve la pelota en el duelo contra Hsieh.SAM MOOY (EFE)

“Sí, claro que ha sido una gira dura”, prolongaba; “he jugado tres torneos de los cuales uno no he podido acabarlo, el siguiente me empecé a medio lesionar y el tercero… He salido un poco triste del partido, porque lo he dado todo y aun así ella ha aprovechado los momentos en los que yo he jugado mal. Cogeré lo bueno, pero en general estoy desilusionada con esta gira”.

No creo que haya cometido ningún error en la pretemporada, pero claro, algo habrá que hacer o cambiar

A pesar del palo, Muguruza parte con una ventaja: la situación y las sensaciones no son nuevas y el tenis, para lo bueno y lo malo, ofrece revancha inmediata. “Al final, porque tengas una gira mala, buena, menos buena o excelente no te cambia la perspectiva de cara al resto del año. Esto no me hace pensar que la siguiente gira me vaya a ir mal; para eso juego tantos torneos y para eso cambio el chip… ¿Qué voy a hacer ahora? Pues me pongo a pensar en la siguiente gira y así voy”, agregó con la experiencia del año pasado, en el que protagonizó otro comienzo negativo y luego triunfó en Wimbledon, alcanzó el número uno y completó su mejor ejercicio.

Ahora, su hoja de ruta marca el paso por las pistas duras de Catar (del 12 al 18 de febrero) y Dubái (19-25), y la renuncia a participar en la próxima eliminatoria de la Copa Federación. “No jugaré”, dijo con rotundidad Muguruza, que comenzó el 2018 de buena manera, comiéndose las uvas con sus hermanos en Los Ángeles, y se fue de Melbourne contrariada. “Puf, no tengo ni idea de quién va a ganar este torneo… Veo partidos y creo que cualquiera puede ganarle a cualquiera, tenga el ranking que tenga”, indicó; “al final, mi partido ha sido muy igualado. Es tan poquita la diferencia que enseguida puedes ganar o perder. Aquí es un misterio… y yo lo seguiré desde Europa”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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