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La Juventus, un ogro blanco y negro para el Real Madrid

La última vez que el Madrid le ganó una eliminatoria a la Juve fue en 1987. “En Italia somos maestros en no dejar jugar”, cuentan los protagonistas de esos encuentros con mucho desgaste

Raúl se encara con Vierchwood en los cuartos de la Champions de 1995.
Raúl se encara con Vierchwood en los cuartos de la Champions de 1995. Raúl Cancio (EL PAÍS)

Hay rivales que por muy complicados que sean uno desea que le toquen en el sorteo. Por el peso de su historia, por la atracción que ejerce su estadio, porque las noches grandes son mágicas también por el equipo que tienes enfrente y por la cantidad de recuerdos que dejan. “En el 95 yo pedí al Madrid en el sorteo para poder ir al Bernabéu. Había sido hincha del Inter de pequeño y se me quedaron grabados esos enfrentamientos entre los neroazzurri y los blancos. El Inter siempre ganaba en San Siro, pero luego en el Bernabéu no había manera. Quería jugar en ese estadio porque la Champions League es eso: jugar en ese tipo de escenarios y contra esos equipos”, cuenta al otro lado del teléfono Moreno Torricelli, exdefensa de la Juve que en la temporada 1995-96 remontó el 1-0 del Bernabéu y se clasificó para las semifinales (2-0 en Turín con goles de Del Piero y Padovano). “Fue la mejor noche de mi vida”, dijo Padovano.

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Un mes después los italianos levantarían la orejona en Roma después de la tanda de penaltis contra el Ajax. “La noche que eliminamos al Madrid nos dimos cuenta de que podíamos ganar la Champions”, añade Torricelli, que todavía sueña con Raúl, entonces un chaval de 18 años, autor del gol madridista en la ida y protagonista de una de las imágenes más recordadas al encararse con el veterano Vierchowod en una de las numerosas tanganas de aquella eliminatoria.

“En el Bernabéu nos costó mucho, perdimos sólo por un gol de diferencia gracias a un estratosférico Peruzzi, de no ser por él, el partido habría acabado 3-0. La vuelta fue un desgaste, yo acabé expulsado cuando faltaban 15 minutos y recuerdo un remate de Milla en el último minuto que no entró de un milímetro”, recuerda. “Llegábamos en plena reconstrucción tras la salida de Jorge Valdano y la llegada de Arsenio Iglesias, pero en la ida merecimos más y debíamos de haber resuelto la eliminatoria”, explica Alkorta, zaguero titular en aquel cruce. “En la vuelta cometimos dos errores puntuales que nos costaron la eliminación. En el primer gol nos abrimos en la barrera y Cañizares no pudo llegar a atajar la falta de Del Piero y en el segundo, de Padovano, nos pillan saliendo tras un córner”, añade. El zaguero vasco también fue expulsado esa noche.

Fue sólo uno de los enfrentamientos europeos entre los blancos y la Juve. El último, en la final de Cardiff, terminó en goleada del Madrid que se hizo con la Duodécima. En Ámsterdam, en 1998, Mijatovic frustró los sueños de los bianconeri, que terminaron entregando sus botellas de champán para las celebraciones ya que la expedición madridista había viajado sin ellas. No daban un duro por ganar y consiguieron la Séptima tras 32 años de sequía.

A partido único siempre se imponen los blancos, pero en eliminatorias a doble partido la última victoria del Madrid fue en 1987. Era segunda ronda y se decidió en los penaltis (Buyo paró dos). Antes, mucho antes, cuando todavía jugaba Alfredo Di Stéfano (1961-62) se necesitó un partido de desempate después de que la ida y la vuelta de los cuartos acabaran con el mismo resultado (1-0). Se disputó en París y ganó el Madrid 3-1. Eran imágenes en blanco y negro. Desde entonces, en los cuatro cruces siguientes la Juve siempre eliminó a los blancos.

"En una eliminatoria de 180 minutos el que cuida más la parte táctica tiene ventaja y por eso creo que la Juve ha sabido imponerse siempre"

“En una eliminatoria de 180 minutos el que cuida más la parte táctica tiene ventaja y por eso creo que la Juve ha sabido imponerse siempre: en Italia somos maestros en eso. Además, en nuestro caso, éramos un equipo que estaba acostumbrado a sufrir y que sabía sufrir, no es casual que ganáramos muchos partidos en los minutos finales. Es señal de carácter y aguante. A partido único marcan más las diferencias las cualidades individuales y el Madrid tiene muchos jugadores de gran nivel”, cuenta Alessandro Birindelli, exdefensa bianconero que disputó dos eliminatorias contra el Madrid y todavía tiene grabado en la memoria el Bernabéu. “Cuando pisas sus entrañas sientes el peso de la historia”, dice.

Zidane, en 2003
Zidane, en 2003AP LUCA BRUNO (AP)

En las semifinales de 2002-03 la ida se jugó en el Bernabéu y ganó el Madrid 2-1. En Turín se impuso la Juve por 3-1. Buffon paró un penalti a Figo justo antes de que Nedved marcara el 3-0. “No recuerdo ni quién hizo el penalti…”, cuenta Mark Iuliano, amigo íntimo de Zidane y exdefensa de la Juve. El partido de vuelta lo tuvo que ver desde la tribuna porque estaba sancionado. “Curiosamente esa noche el Madrid no saltó al campo, la Juve fue incontenible, un equipo con mucho ritmo, los aplastamos. Ellos eran muy buenos en el peloteo, pero si bloqueas a Figo y Zidane... pues no tenían manera de llegar a Ronaldo. En la vuelta sólo hubo un equipo: la Juve”, relata Iuliano. “Era el Madrid de los galácticos y aquella eliminatoria fue uno de mis recuerdos más bonitos en el fútbol”, apunta Birindelli.

El ‘Moratazo’ de 2015

“En la ida tuvimos suerte porque en el Bernabéu fue un asedio del Madrid y se merecieron más. Defendimos bien y en la vuelta les sorprendimos, fuimos a buscarles con una presión muy alta, marcamos dos goles rápido y no entendían nada de lo que estaba pasando”, analiza Birindelli. El Madrid había ganado en Chamartín con goles de Ronaldo y Roberto Carlos. En la vuelta, la Juve ganaba ya 2-0 antes del descanso (Trezeguet y Del Piero); Nedved marcó el tercero y Zidane el 3-1 en el minuto 89. La Juve perdió luego la final de Manchester contra el Milan.

Dos años después volvieron a cruzarse en octavos y los bianconeri se impusieron de nuevo después de perder 1-0 en el Bernabéu. Ganaron en la prórroga —que forzó Trezeguet— con un gol de Zalayeta. “Ese año éramos dos equipos en construcción, buscando cada uno su identidad. Creo que esa eliminatoria la ganamos físicamente, en Italia somos buenos en gestionar los enfrentamientos a doble partido y en no hacer jugar al que sabe jugar bien al fútbol”, apunta Birindelli.

"La Juve es un equipo muy bien construido desde atrás y ese es su peligro de toda la vida, ya hablemos de 1996 o de ahora: lo será siempre"

Pasarían diez años antes de Juve y Madrid volvieran a verse las caras. En 2014-15 la ida de las semifinales se disputó en Italia y Carvajal cometió un penalti ingenuo con el 1-1 que anotó Tévez. En la vuelta, Cristiano puso por delante a los blancos en la eliminatoria pero un gol de Morata mandó al traste la remontada y evitó una Madrid-Barcelona en la final de Berlín. “La Juventus es un equipo que siempre cierra muy bien atrás y que ejecuta a la perfección las transiciones. Están siempre organizados y de medio campo para arriba tienen cada año jugadores de calidad y eso hace que estés expuesto a que te marquen un gol. Es un equipo muy bien construido desde atrás y ese es su peligro de toda la vida, ya hablemos de 1996 o de ahora: lo será siempre”, resume Alkorta.

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