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Se busca ‘president’ provisional

Los independentistas intentan encajar a Puigdemont con la configuración de un gobierno efectivo

Camilo S. Baquero
Carles Puigdemont, en una reunión con diputados de Junts per Catalunya en Berlín
Carles Puigdemont, en una reunión con diputados de Junts per Catalunya en BerlínFELIPE TRUEBA (EFE)

Junts per Catalunya (JxCat) vive en un doble lenguaje permanente desde el 21-D. Tras su victoria dentro del independentismo, la formación defiende la legitimidad de Carles Puigdemont para presidir la Generalitat. Pero, ante la imposibilidad de investirlo, sabe que ha de escoger otro diputado que permita un Govern efectivo. Ambos conceptos son difíciles de encajar. Y a un mes de que se convoquen las elecciones automáticamente, las voces que piden elegir ya un presidente “provisional” suenan con más fuerza.

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La palabra provisional no es gratuita. La diputada Elsa Artadi lo dejó claro hace unas semanas, antes de que la justicia frustrara el segundo intento de investir a Jordi Sànchez . “Será un presidente provisional hasta que podamos investir a Puigdemont”, dijo. Hasta entonces, la apuesta pasa por un amo (o ama) de llaves que gestione el Palau de la Generalitat.

JxCat trabaja en la reforma legal para permitir una investidura telemática. El plan requiere tramitación parlamentaria, cambios en el reglamento de la Cámara y que la justicia alemana falle a favor de los intereses del expresident. Pero mientras, la formación busca entre sus filas a un president.

Puigdemont tendrá la última palabra. Fue él quien confeccionó la lista en la que un tercio de diputados es del PDeCAT. La relación entre el partido y el grupo parlamentario no es plácida. Los independientes, muchos de ellos partidarios de seguir con la línea dura de confrontación, también dificultan un acuerdo interno. Fuentes del PDeCAT y de Esquerra insisten en que la decisión final tiene un punto de imprevisibilidad. “Puigdemont es muy influenciable por la coyuntura”, asegura un alto cargo del PDeCAT.

Cuatro meses de espera han dado para muchas quinelas. Artadi (1976) fue una de las primeras candidatas, pero ella se ha encargado de enfriar esa posibilidad. Esta economista doctorada en Harvard fue la coordinadora del Govern de Puigdemont. Llegó a la Generalitat de la mano del exconsejero de Economía, Andreu Mas-Colell hace seis años.

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Esa falta de experiencia en el ruedo político es uno de sus puntos débiles, junto con los anticuerpos que genera dentro del PDeCAT, partido que abandonó justo antes del 21-D. La CUP, por su parte, ve en ella a una neoliberal de manual. Además de su preparación, su otra gran baza es su fidelidad a su exjefe.

Marc Solsona y Marta Madrenas

El candidato del PDeCAT es Marc Solsona (1976), que a su vez procova recelos entre los más puigdemonistas. El alcalde de Mollerussa (14.000 habitantes) fue diputado en el Congreso entre 2011 y 2015. Otra alcaldesa, la de Girona, también tendría opciones. Marta Madrenas (1967). Pero Madrenas se podría enfrentar a un proceso judicial después de que la Delegación del Gobierno en Cataluña anunciara que la llevaría a la Fiscalía por los supuestos daños en edificios públicos tras una manifestación.

La necesidad de los votos de la CUP también hizo que se planteara un perfil más independentista. Ahí se inscribe Quim Torra (1962), exdirector del Born Centre Cultural y con línea directa con las entidades secesionistas. Otros nombres que casarían con este perfil aunque con menos relevancia pública son de los diputados Laura Borràs (1970, ex directora de la Institució de les Lletres Catalanes) o el periodista Francesc de Dalmases (1970), que se deben directamente a Puigdemont.

Los expresidentes Mas y Puigdemont se reunieron hace dos semanas en Berlín y, según El Confidencial, se puso sobre la mesa otro nombre: el del exdelegado de la Generalitat en Madrid, Ferran Mascarell (1951). Desde la oficina de Mas negaron que él estuviera promoviendo cualquier nombre. Desde PDeCAT varias fuentes aceptan que el exconsejero de Cultura es visto coma una posibilidad, una apuesta que califican “de orden”. Pero sería necesaria una operación complicada: seis diputados tendrían que renunciar a su escaño para que Mascarell fuera diputado. El puigdemonismo, por su parte, ve en Mascarell un hombre con perfil y ambiciones propias, lejano del president provisional que reivindican.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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