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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Nadie podrá acallar el grito de millones de pibas, madres y abuelas

Manifestación en Argentina a favor del aborto legal. En vídeo, discurso del senador Pino Solanas a favor del aborto.Vídeo: Jorge Saenz (AP) | EPV

Las 38 senadoras y senadores que acaban de votar en contra del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) hicieron oídos sordos al grito de millones de mujeres que claman libertad en Argentina. Con su decisión, logran mantener el statu quo. Condenan así a miles de mujeres a recurrir al aborto clandestino, a poner en riesgo su vida. Fue un voto por la clandestinidad y por la muerte. Un voto para seguir anclados al mandato de los sectores más oscurantistas de nuestra sociedad que se resisten a salir de dogmas y planteamientos propios del Medioevo. Votaron por el pasado. Y de esta forma ganó, por el momento, el país que no se hace cargo de sus problemas, de su realidad. El país que mira para otro lado con cinismo e irresponsabilidad.

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Utilizaron todo tipo de armas. Presionaron y extorsionaron. Intentaron y lograron, en parte, desviar la verdadera discusión. El debate siempre fue entre aborto legal o clandestino. Una cuestión de salud pública que llevaron al terreno de las creencias o seudofilosofías, intentando imponer su pensamiento más allá de la discusión sobre el aborto. Porque detrás de este debate, hay uno más abarcador, que tiene que ver con el rol de la mujer en la sociedad. Quienes se oponen a la ley pretenden, en su mayoría, que se imponga el modelo de mujer incubadora, incapacitándola a tomar sus decisiones. Negándole, además, su propio placer. A todos ellos les decimos que, en realidad, ganamos solo aquellas que conformamos el movimiento de mujeres. Y el tiempo lo va a demostrar.

Durante meses, escuchamos en ambas cámaras a los especialistas (científicos, médicos, abogados, representantes de los distintos cleros, artistas) que estaban a favor y en contra del proyecto. Se logró la media sanción en la Cámara de Diputados y se aceptaron los cambios al proyecto original para que pudiera ser ley en el Senado. Tuvimos voluntad de diálogo y de consenso. Los que están en contra no propusieron ningún proyecto alternativo ni una propuesta seria para resolver la problemática de la clandestinidad y las muertes de mujeres que acarrea. Dijeron disparates, desde que “el profiláctico no sirve y no hay que usarlo” a considerar el síndrome de Down una enfermedad. También escuchamos a muchos legisladores preocupados por implementar la ley de educación sexual en cada establecimiento educativo del país. Curiosamente, se olvidaron de que esa ley ya existe, la 26.150, y que casi no se aplica, también “curiosamente”, por la presión de los mismos sectores a los que ellos representan y que ahora dicen estar “por las dos vidas” bloqueando la promulgación de esta ley. 

Sin embargo, la votación en el Senado no fue el final para este reclamo, ni mucho menos. La democracia les debe a todas las mujeres, desde hace décadas, el derecho a decidir sobre su cuerpo. Por eso, cuando hace tres meses se ponía en discusión en la Cámara de Diputados este proyecto elaborado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, sabíamos que se abría una puerta que ya nunca más se cerrará, al menos, hasta que este proyecto sea ley. Un proyecto que tengo el honor de encabezar con mi firma y que será ley, porque esa marea verde que recorre cada rincón del país se agranda a cada paso. Y porque lleva el sello y el impulso vital de las nuevas generaciones que ya tienen marcada a fuego la necesidad de pelear por una sociedad más justa. Más justa para las mujeres, pero también para los hombres, combatiendo el patriarcado, con leyes y con educación. Sabemos que podremos hacerlo. Como se pudo con el divorcio y con el matrimonio igualitario, frente al rechazo de los mismos actores e instituciones que hoy están en contra de esta ley. Y también se podrá con el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, para que Argentina siga siendo el faro de toda Latinoamérica en la adquisición de nuevos derechos. 

¡Y sí que vale la pena describir estas jornadas! Se trata de compartir una movilizadora y emocionante vibración. Más de un millón de personas, en su mayoría mujeres, coparon las calles del Congreso de la Nación derrochando alegría y esperanza. Vimos miles de niñas de colegios secundarios luchar por sus ideales, acompañadas de sus amigas, sus madres y hasta sus abuelas. Todas cruzadas por una historia en común: habían abortado, conocían a otra mujer que lo había hecho o acompañaron a alguna mujer a abortar. 

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Si hay algo muy claro que dejaron estas intensas y excitantes jornadas es que nadie podrá acallar el grito de millones de pibas, madres y abuelas. Hace apenas un año atrás, ni siquiera podíamos debatir sobre estas temáticas dentro del Congreso. Hoy, estuvimos a un puñado de votos de que el proyecto IVE fuera una realidad. La despenalización es un hecho. Por todas las que pelearon antes que nosotras e hicieron punta en nuestro país. Por todas aquellas que murieron y mueren porque el Estado no les brinda condiciones básicas para practicar un aborto seguro. Por todas ellas y por las generaciones que vienen, no vamos a parar hasta conquistar la igualdad de derechos entre varones y mujeres. Nosotras ya ganamos, la ola verde no la van a poder frenar. Más temprano que tarde, conquistaremos la libertad sobre nuestros cuerpos. Porque la libertad no se negocia, el aborto será legal. 

Victoria Donda es activista de derechos humanos, diputada nacional por el Movimiento Libres del Sur e impulsora del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

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