Los Goya bendicen a las dos Españas: del buenismo de 'Campeones' a la corrupción de 'El Reino'

Sevilla

Las dos Españas. La ejemplar y la canalla. La de la esperanza, la bondad y la integración frente a la de la avaricia, el pillaje y el cainismo. Los Goya se entregan al buenismo de Javier Fesser en 'Campeones' con el galardón a Mejor película para ese relato sobre la lucha y la vida de un grupo de discapacitados para los que no hay barreras. La película más taquillera del año, ya roza los 20 millones de euros, también reconcilia de algún modo a la Academia con el público con una comedia que sabe trasladar, sin paternalismos, una lección de humanidad. Como la de uno de sus protagonistas, Jesús Vidal, al recoger el cabezón a Mejor actor revelación. "Ustedes han distinguido a un actor con discapacidad. No saben lo que han hecho. Inclusión, diversidad, visibilidad, qué ilusión", ha celebrado en un discurso memorable que ilumina el espíritu de la película. 

Del otro lado, el fango, las cloacas, la picaresca y el expolio público de años y años. Todo lo que hemos leído en la prensa o escuchado atónitos en la radio tomó forma ante una pantalla. El retrato, sin siglas, de la corrupción en España elaborado por Rodrigo Sororgoyen en 'El Reino' recibe el reconocimiento de los académicos con siete Goyas. Mejor dirección, mejor intérprete protagonista para Antonio de la Torre, mejor guion original -junto a Isabel Peña-, mejor actor de reparto para Luis Zahera, mejor sonido...  

El realizador madrileño logra su consagración en los grandes premios del cine español tras sus dos primeras películas, 'Stockholm' y 'Que dios nos perdone'. Un thriller testosterónico, tan galardonado en los últimos años, sobre los bajos fondos del poder, los favores empresariales, las adjudicaciones, los corruptores y los corrompidos en una espiral de depravación moral que arrolla cualquier atisbo de honestidad. Cuentas en Suiza, delatores, venganzas, arrepentidos y agendas con una caja b componen este viaje de avaricia que desprende olor a PP (Lezo, Púnica, Gürtel...). Todo es negro pero conocemos salida. O eso cree Antonio de la Torre: "A todos los políticos honestos que se levantan cada mañana para cambiar las cosas", ha rematado emocionado sobre el escenario. 

Susi Sánchez, una veterana que se bajó de las tablas del teatro para recoger su estatuilla, triunfa como Mejor actriz por 'La enfermedad del domingo'. Una vuelta al pasado, un desgarro interior, una experiencia penitente y contenida, sobre las relaciones materno-filiales. Una intérprete de más de 60 años que puso en pie a un auditorio que ya se había levantado por orden de Eva Llorach. Una de las musas del cine independiente culminó la temporada de premios como Mejor actriz revelación por 'Quién te cantará', el trabajo ignorado de Carlos Vermut. Se hizo un McDormand. Todas en pie. Luchemos por tener historias: "Tengo la idea loca de que el cine puede cambiar las cosas". 

Y se fueron dando el testigo en una ceremonia reivindicativa. De los abanicos rojos de 'Ni una menos' en la alfombra roja a la celebración del amor y la condena a la intolerancia de 'Carmen y Lola'. Su directora, Arantxa Echevarría, Mejor dirección novel, se dirigió a los que no se acercan a las personas por prejuicios. "Quería dedicar esta película a aquellos que no permiten amar diferente, aquellos que no se ponen en la piel del distinto, a aquellos que no creen que sea necesaria una ley de violencia de género [...] Se los quiero dedicar a ellos para que vean una película de gitanas, lesbianas y mujeres, a ver si cambian", dijo la realizadora vasca. No hace falta citar al partido político interpelado. 

Por si el futuro no sigue el camino de las reivindicaciones. Diversidad, integridad, honestidad política y feminismo. La gala también se ha encargado de poner en valor la memoria. La de las víctimas del franquismo, la de los torturados por Billy El Niño o la de las madres a las que le robaron a sus hijos. El trabajo de siete años en el documental 'El silencio de otros', dirigido por Almudena Carrecedo y Robert Bahar y producido por los Almodóvar. Con un ritmo ágil, más cerca del público joven con las actuaciones de Rosalía o Amaia, de 'Operación Triunfo', Andreu Buenafuente y Silvia Abril han cumplido como maestros de ceremonias. Sin hacer sangre, caricias al cine y algún dardo político.