La abstención, el voto en blanco y el nulo benefician al ganador en cada circunscripción

Madrid

Ernesto Ganuza, investigador en el Instituto de Estudios Sociales Avanzados, perteneciente al CSIC, explica que todas estas alternativas tienden, en la mayoría de las ocasiones, a favorecer al partido más votado en cada circunscripción. “En España, por la Ley D’Hondt, como los escaños se reparten según los márgenes que van consiguiendo los partidos a partir del número total de votos, suele favorecer al que más votos tiene”. “Si el voto está muy fragmentado, como puede pasar ahora, y los partidos no consiguen alcanzar el umbral mínimo que establece la Ley D’Hondt, esos votos se pierden y favorecen al que tiene más votos, que consigue mayor parte de la tarta. Si la abstención es menor significa que todos los partidos pueden conseguir más votos y la distribución de escaños sería más proporcional”, concluye.

Sin embargo, la lectura de cada uno de estos comportamientos electorales es diferente. “Un índice alto de abstención preocupa mucho porque significa que la gente no tiene mucho interés por la política ni por lo que pasa, y porque puede tener consecuencias mayores a largo plazo”, apunta Ganuza.

 Aunque preocupa menos a los líderes políticos, y su incidencia es menor, el politólogo explica que “el voto en blanco es un voto muy de protesta. Tomarse la preocupación de ir a votar y votar en blanco, es protestar directamente en las urnas”. El descontento expresado es aún mayor en el caso de los votos nulos, que suelen ser más cuantiosos que los blancos y especialmente en determinados momentos políticos. “Por ejemplo, con el 15M, aumentaron significativamente los votos nulos, tanto en las municipales como en las generales de ese año, pero aun así nunca han sido muy significativos a nivel general”, apunta.