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El acuerdo del Brexit evita la frontera dura en Irlanda

Los controles aduaneros serán realizados por las autoridades británicas, con mecanismos de supervisión de la UE, en el mar de Irlanda

Lluís Pellicer
El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, y su homólogo británico, Boris Johnson.
El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, y su homólogo británico, Boris Johnson.Phil Noble (REUTERS)

El acuerdo alcanzado entre Bruselas y Londres trata de evitar una frontera dura en la isla de Irlanda mediante una solución que solo engloba a Irlanda del Norte. Los equilibrios en los que se basa en acuerdo son fruto de cesiones de ambos negociadores: este territorio formará parte de la Unión Aduanera del Reino Unido, pero deberá cumplir con las reglas del Mercado Único Europeo. Esto significa que la frontera en la que se realizarán los controles y verificaciones estará en el mar de Irlanda y no en la que separa a Irlanda del Norte de la República de Irlanda.

El pacto trata de resolver también la cuestión impositiva, aunque deja para próximas negociaciones varios flecos, como los mecanismos para imponer aranceles a productos que van a ser exportados a un país de la UE. El papel de la Asamblea de Irlanda del Norte será esencial tras los cuatro primeros años de aplicación del protocolo, puesto que tendrá la potestad de decidir si sigue vigente. Estas son las claves del pacto alcanzado entre la UE y el Reino Unido sobre Irlanda.

¿Qué se ha acordado sobre los controles en la frontera?

Las dos partes han hecho cesiones. Irlanda del Norte seguirá dentro de la Unión Aduanera Británica, lo que le permitirá beneficiarse de los acuerdos comerciales que alcance Londres. Sin embargo, su economía seguirá alineada con un conjunto limitado de reglas del Mercado Único que, según Bruselas, evitarán la frontera dura en la isla. Todos los controles necesarios serán realizados en las zonas portuarias del mar de Irlanda por las autoridades británicas de acuerdo a mecanismos de supervisión y aplicación para la UE, según el protocolo.

“Los controles se harán en los puertos”, resaltó el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, para destacar que se evita la frontera dentro de la isla. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, incidió también en que una de las cesiones clave que hicieron posible el acuerdo fue que Londres aceptara chequeos “en los puntos de entrada de Irlanda de Norte”. Aun así, en el documento ambas partes a adoptar las recomendaciones adecuadas para tratar de minimizar, “en la medida de lo posible”, los controles en puertos y aeropuertos.

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¿Qué aranceles se fijan?

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Una de las cuestiones más complejas de resolver era si los productos que iban de la isla de Gran Bretaña a Irlanda del Norte tenían que ser gravados con aranceles. El protocolo fija que no todos, sino solo aquellos que tengan como destino último uno de los países de los Veintisiete. Aquellos que simplemente procedan de Gran Bretaña para ser consumidos en Irlanda del Norte, en cambio, no serán gravados. Hay una segunda condición: que esos bienes no vayan a ser posteriormente procesados. Para los bienes que procedan de terceros países y que tampoco vayan a ir luego a un país de la UE, regirán los mismos aranceles que en el Reino Unido. No obstante, queda abierta la cuestión de cómo Bruselas se asegurará de que un producto producido en Manchester no acabe vendiéndose en Roma. Un comité conjunto entre la UE y el Reino Unido evaluará todos esos “riesgos” y fijará unos criterios que ambas partes se comprometen a fijar antes del final del periodo de transición.

¿En qué ámbitos operará el Mercado Único Europeo?

De acuerdo con el nuevo protocolo, Irlanda del Norte deberá respetar la legislación comunitaria en los siguientes ámbitos: mercancías, controles fitosanitarios, normas en el sector agrícola, IVA y fiscalidad sobre bienes y reglas sobre ayudas de Estado. Quedan fuera, pues, los servicios. Según la Comisión Europea, el Código de la Unión Aduanera seguirá aplicándose en Irlanda del Norte.

¿Cuál será el IVA en Irlanda del Norte?

Irlanda del Norte seguirá siendo parte del área impositiva británica, también en cuestiones de IVA. La Hacienda británica seguirá siendo la responsable de aplicar los tipos y la legislación de ese tributo. Pero el protocolo fija que la región seguirá atada a todas las disposiciones comunitarias sobre IVA en cuanto a bienes con el fin de proteger el Mercado Único. Además, Irlanda del Norte deberá aplicar las exenciones y tipos reducidos de la República de Irlanda para garantizar una competencia justa en toda la isla. El territorio, además, podrá seguir dentro del sistema de intercambio de información sobre ese tributo con el resto de los países miembros.

¿Por qué es importante el protocolo?

Los Veintisiete querían a toda costa evitar una frontera dura en la isla de Irlanda, es decir, entre los territorios de la República de Irlanda y del Reino Unido. Esa salvaguarda era clave para no poner en peligro los Acuerdos del Viernes Santo de 1998, que impiden entre otras cosas que haya una frontera física entre los dos territorios, y proteger el mercado único. El protocolo busca mantener las condiciones para que siga la cooperación entre norte y sur en varios ámbitos, entre otros, en educación, energía, telecomunicaciones, justicia o seguridad.

¿Por qué era complejo?

La cuestión de Irlanda del Norte era crucial para la República de Irlanda y para el Reino Unido. El Gobierno de Leo Varadkar no quería de ninguna forma ver peligrar los acuerdos de paz ni una frontera que pusiera trabas a la libre circulación de personas y mercancías en la isla. Por su parte, el Reino Unido deseaba que se respetara la integridad territorial y constitucional del país.

¿Qué papel tendrá la Asamblea de Irlanda del Norte?

El protocolo da una “voz decisiva” a la Asamblea. Para ello se ha creado el mecanismo del “consentimiento”. A los cuatro años de la aplicación del protocolo, Stormont deberá decidir si quiere prorrogarlo o no. Si lo avala por mayoría simple, se extenderá cuatro año; si lo respaldan las dos comunidades, ocho. En caso de rechazarlo, el protocolo dejaría de tener validez en dos años.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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