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Arthur cambia de hábitos, de amigos y de juego

Aconsejado por el club, el brasileño mejora e incide más en el fútbol vertical de Valverde

Jordi Quixano
Arthur, en Champions ante el Inter.
Arthur, en Champions ante el Inter.Getty

Hace dos semanas, cuando le vieron de corto y entrenándose con el grupo a máxima intensidad, los miembros del cuerpo técnico del Barça asintieron con una sonrisa de aprobación. Más que nada porque lo habitual en un jugador que regresa de un viaje intercontinental —jugó con Brasil en Singapur y a la mañana siguiente ya estaba en la ciudad deportiva azulgrana— es que haga sauna y masaje; quizá un poco de activación. Pero Arthur Melo (Goiana, Brasil; 23 años) ya no es el mismo porque, aplicado como pocos, ha cambiado desde que llegó al Barça, aconsejado en un par de ocasiones por el cuerpo técnico y el área deportiva. “Esto es Europa”, le advirtieron con persistencia. Y al final bastó para que Arthur cambiara el chip, posiblemente de nuevo titular en la Champions en Praga.

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Un ejemplo escenifica el viraje del centrocampista, pues hace también unos días se había ido a cenar por la ciudad con Neymar [citado para el juicio con el Barça] y después decidió marcharse a casa antes que a la discoteca. “Arthur aprendió muchas cosas el año pasado. Una de estas fue la de la fiesta de Neymar [el curso pasado le pillaron en París de juerga cuando no tocaba]. Solo estuvo cenando con un amigo suyo y no tengo nada de qué preocuparme”, reflexionó después y en voz alta Valverde, que le ha dado más carrete sobre el tapete.

Entre otras cosas porque el jugador se cuida como nunca, desde la comida a las horas de sueño, pasando por el trabajo físico. “Tenía que mejorar en varios aspectos, lo hablé con los técnicos, me entrené duro, hice un sacrificio extra volviendo antes a los entrenamientos... Este es el camino”, resolvió el jugador al inicio de esta pretemporada al tiempo que agradecía a los preparadores del club la dedicación con él, pues le trazaron un trabajo específico para mejorar en lo aeróbico y también como prevención del pubis, lesión que arrastró el curso pasado hasta completar la Copa América.

Mejor en Brasil

Cambios que se traducen en minutos y buen fútbol. Más que nada porque en la temporada anterior no completó un duelo entero en LaLiga de los 27 en los que participó, por más que si lo hiciera frente al Tottenham en la Champions y en cuatro coperos. Nada que ver con ahora, cuando es un fijo en los onces, titular en todos los choques menos en uno, amén de los tres que se quedó en el banquillo o grada como parte de las rotaciones del técnico y el overbooking en la medular azulgrana (Busquets, De Jong, Vidal, Rakitic, Sergi Roberto y Aleñá, además del brasileño). “Ha madurado en el campo. No es que sea más seguro, sino que tiene la confianza para probar cosas que sabe hacer pero que antes no se atrevía a intentar”, señala una voz autorizada del vestuario. El cuerpo técnico le había reclamado que fuera más vertical y profundo en lugar de plano y horizontal, lo que le ha llevado a pisar más área. Por lo que suma dos goles y tres asistencias cuando en la campaña pasada se quedó en dos pases de gol y ninguna red.

Se ha salido con la suya también en Brasil. La última Copa América supuso la mejor inyección de confianza porque se convirtió en imprescindible para Tite, después de haberse quedado fuera del Mundial de Rusia. Entonces, mandó un dardo. “En el Barça participo de la construcción del juego más adelante. En la selección tengo más libertad para retroceder y construir la jugada. Es la mayor diferencia. Tite me dio más libertad para buscar el balón más atrás”, subrayó. Justo lo que hizo frente al Eibar, cuando el Barça recuperó en parte sus esencias y recogió el liderato liguero.

Puede que Arthur haya perdido a sus compinches en el Barça —se juntaba mucho con Coutinho (Bayern), Malcom (Zenit) y Rafinha (Celta)—, pero se ha ganado la aprobación de todos tras un año de adaptación. “Es que en Brasil el fútbol es diferente. Más pausado, con otro ritmo, con más espacios entre las líneas…”, cuentan desde la ciudad deportiva; “pero ha demostrado que tiene calidad, piensa muy rápido, no pierde el balón, conduce con la cabeza alta y, sobre todo, que lo que hace detrás también lo puede hacer delante”. Justo lo que le pidieron.

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