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Orellana, un “cabroncete” en el diván de Mendilibar

Tras muchas idas y venidas, el chileno encuentra su sitio en el Eibar, donde se entiende a la perfección con su técnico

Jon Rivas
Orellana conduce junto a Roque Mesa, del Leganés.
Orellana conduce junto a Roque Mesa, del Leganés.Oscar J. Barroso (afp)

Fabián Orellana (San Joaquín, Chile, 33 años) llegó a Europa después de haber sido llamado para la selección chilena por Marcelo Bielsa. El entrenador argentino, ahora en el Leeds, ha sido uno de los pocos técnicos con los que el futbolista ha congeniado. “Ha sido un padre para mí”. Con José Luis Mendilibar también mantiene una excelente relación ahora en el Eibar. En medio de ellos dos, el camino del atacante, que regresó a la Roja en la última convocatoria, ha sido una historia de desencuentros.

Orellana empezó muy pronto a chocar con los técnicos. El primero fue Fabri, que le dirigió en el Granada, a donde llegó cedido por el Udinese. El entrenador le echó de una sesión preparatoria por no hacer caso de sus órdenes. Orellana se marchó del campo llamando “mala persona” al responsable del equipo nazarí. En 2015, el desencuentro llegó con Sampaoli, que dirigía a la selección chilena. Se negó a formar parte de la convocatoria previa de 30 jugadores para disputar la Copa América. El futbolista explicó que el técnico le comentó que no estaría entre los 23 convocados, así que decidió descolgarse de la lista.

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Antes tuvo un desencuentro con Luis Enrique en el Celta. El entrenador asturiano aseguró durante la pretemporada que Orellana no tenía sitio en el equipo. “Le he dicho que se puede buscar un equipo que le garantice minutos”. Esta vez, sin embargo, el chileno no replicó. Se limitó a trabajar duro. Unas semanas después, Luis Enrique rectificó y el futbolista encontró hueco en el equipo.

En Vigo se convirtió en un futbolista importante para el Celta. Tras la marcha del asturiano al Barça, tomó el mando Berizzo. Orellana había coincidido con él cuando era ayudante de Bielsa en la selección chilena. Pero pese a las confianzas, también chocaron. Después de un encontronazo en un entrenamiento, Berizzo envió a su ayudante, Bonanno, para que pidiera a Orellana que pasara por su despacho. La respuesta del jugador encendió la chispa: “¡Que se vaya a cagar!”. El futbolista fue apartado del equipo pese a que intentó pedir perdón por su actitud, pero las explicaciones no sirvieron. Orellana se tuvo que marchar del Celta: “Ya he reconocido que cometí un error, pero de algo muy pequeño se generó algo muy grande. Dice que le falté el respeto a él y al equipo, y no es algo colectivo. Fue algo personal entre él y yo y que él traspasó al lado profesional. Fue desleal conmigo, no merecía salir así”. Según Berizzo, “fue un episodio en el que tuve que actuar como entrenador, pero podría mantener cualquier conversación con Fabián. Eso ha pasado atrás y no perjudica en nada la estima que siento por él porque le conozco hace muchos años”.

En el Valencia, con Marcelino, las cosas no fueron demasiado bien. El entrenador no contó con él. Se lo dijo en cuanto llegó. Jugó un partido. Ni hubo ninguna disputa entre ambos, pero Orellana vio, en la cesión al Eibar, una salida a su situación. Tenía enfrente a un entrenador explosivo como José Luis Mendilibar, pero tal vez por el carácter de ambos, las cosas funcionan. El chileno se ha sentido importante, el técnico cree que lo es. Se dicen las cosas a la cara. “Orellana es un poco especial pero lo que no puede ser es que yo le diga cualquier cosa y él se calle; yo le digo de todo pero él me contesta a mí y no pasa nada; pasan un par de minutos y estamos bien”, comenta el entrenador.

“Es un ratón verde colorado. No sabes cómo pillarle. Si tiene el día malo es un cabroncete. Lo tienes que entender porque si no, te puede mandar a tomar por saco y lo pierdes y entonces es peor porque lo pierdes. Nos da mucho”, aseguró Mendilibar tras el gol de Orellana en el último minuto, que dio la victoria al Eibar frente al Villarreal. El futbolista demuestra su lealtad con goles y también con gestos. “Cada partido se enfada mil veces”, comentaba Mendilibar en Onda Cero, “porque no le entiende el compañero, porque no le salen las cosas”, pero “creo que está bien en Eibar, contento. Lleva nueve años en España y en el único sitio donde se ha comprado una casa, ha sido aquí”. El futbolista responde a la confianza de su entrenador: “Es un momento muy lindo que estoy pasando, el equipo está muy bien, nos costó un poco al principio, pero le estamos cogiendo el ritmo a lo que quiere el entrenador, nos están saliendo las cosas y estoy feliz”. Tras muchas vueltas y desencuentros, parece que Orellana ha encontrado un hogar en Eibar.

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