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CONFLICTO EN SIRIA

HRW acusa a la oposición siria de torturas y ejecuciones

Rusia considera que el régimen sirio “está cometiendo muchos errores”

La organización de derechos humanos con sede en Nueva York Human Rights Watch (HRW) acusó ayer a opositores sirios de cometer graves abusos contra civiles, soldados y miembros de las milicias progubernamentales. Torturas, secuestros y ejecuciones son algunos de los crímenes de los que HRW acusa a los rebeldes que con manifestaciones pacíficas, pero también por las armas aspiran a derrocar al presidente sirio, Bachar al Asad.

“Los métodos brutales del régimen sirio no pueden justificar los abusos de los grupos armados de la oposición”, escribe la directora de HRW para Oriente Próximo Sarah Leah Whitson en una carta abierta dirigida a los grupos opositores, a los que pide que dejen claro a sus seguidores que torturar, o secuestrar no debe formar parte de su modus operandi.

Hace un año que miles de sirios empezaron a salir a la calle de forma pacífica para pedir la caída del régimen de Al Asad, inspirados por las experiencias de Túnez y Egipto. A medida que las protestas fueron creciendo, la represión gubernamental se agudizó y el Ejército no tardó en sacar los tanques a la calle. La ONU calcula que más de 8.000 personas han muerto a manos de los soldados y los milicianos progubernamentales, la temida Shabiha. La brutalidad del régimen comenzó a provocar deserciones en las filas del Ejército, que junto con militantes rebeldes y ciudadanos de a pie fueron formando la miríada de grupos opositores, a los que ahora HRW acusa de crímenes diversos.

HRW no descarta que buena parte de los abusos cometidos por la oposición sean actos de venganza sin vinculación alguna con los grupos opositores como el Consejo Nacional Sirio. Aún así, la organización de derechos humanos considera que los líderes opositores tienen la obligación de denunciar y condenar los abusos.

La organización de derechos humanos indica que de los testimonios recogidos se desprende que los actos de venganza podrían esconder motivaciones sectarias, cuyos objetivos han sido miembros de la comunidad chií y alauí. Tanto el presidente Asad como el núcleo duro del Ejército son alauíes, frente a la mayoría de la población siria, musulmanes suníes. El creciente número de enfrentamientos armados hace que muchos analistas teman que Siria camine hacia el precipicio de la guerra civil.

Uno de los testimonios que recoge HRW relata como un opositor sirio que responde al nombre de “Mazen” tuvo acceso a un miembro de los servicios de seguridad, que había sido torturado y secuestrado por grupos opositores. “Le pedí a los rebeldes que me lo trajeran para poder hablar con él. Me dijo que los milicianos de la oposición le habían golpeado con cables eléctricos en la cabeza. Que le habían vendado los ojos. Dijo también que le dejaron hablar con sus padres, a los que les pidieron dinero por su liberación”.

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La organización de derechos humanos ha recibido al menos 18 vídeos en los que miembros de las fuerzas de seguridad, detenidos por los rebeldes confiesan sus crímenes. Algunos de los reos aparecen sangrando y otros con síntomas de haber sufrido torturas. HRW aclara que no es posible confirmar la autenticidad de las cintas.

Sobre el terreno, las fuerzas gubernamentales no cejaron en su empeño de aplastar la rebelión por la fuerza. Una treintena de personas murieron en diversos puntos del país, según el recuento de los grupos opositores.

La maquinaria diplomática tampoco aminoró su marcha. Rusia, importante suministrador de armas a Siria, se mostró finalmente dispuesta a dar el visto bueno a una declaración de Naciones Unidas que respalde la misión de Kofi Annan, el enviado de la comunidad internacional cuya misión aspira a lograr el fin de las hostilidades en Siria. Moscú, que hasta ahora ha vetado dos resoluciones de condena a Siria en la ONU, se distanció además de Damasco al criticar de forma inusual al régimen de Al Asad, del que dijo “está cometiendo muchos errores”. Mientras en Bruselas, las cancillerías ultimaban nuevas sanciones contra Siria que deberán ser aprobadas el próximo viernes. Asma el Asad, de 36 años, esposa del presidente de Siria va a ser incluida entre los dignatarios sirios sometidos a sanciones por la Unión Europea . El Reino Unido propuso su introducción en la lista negra y es probable que los ministros de Asuntos Exteriores de los 27 den el visto bueno a la iniciativa, según indican fuentes diplomáticas.

Si es sancionada, sus bienes y recursos económicos en la UE quedarán congelados y no podrá obtener visados para viajar a países europeos. Si Asma ha conservado, como se cree, la nacionalidad británica —aunque su familia es originaria de Siria, ella nació en Londres— esta segunda medida es inaplicable. Hasta ahora 114 dignatarios sirios, la mayoría militares o miembros de los servicios de seguridad, han sido castigados por la UE junto con algunas entidades y empresas del país.

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