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THE NEW YORK TIMES

El fin de la guerra perpetua

El giro anunciado por Obama en la política antiterrorista es esencial para el sistema democrático

El discurso del presidente Obama, el jueves, fue la más importante declaración sobre política antiterrorista desde los atentados de 2001, un punto de inflexión crucial. Por primera vez, un presidente declaró clara e inequívocamente que el estado de guerra perpetua que comenzó hace casi 12 años es insostenible para una democracia, y debe terminar en un futuro no muy lejano. “Nuestro esfuerzo sistemático por desmantelar las organizaciones terroristas debe continuar”, dijo Obama en la Universad de Defensa Nacional. “Pero esta guerra, como todas las guerras, debe terminar. Es lo que aconseja la historia. Es lo que demanda nuestra democracia”.

A pesar de que llega tarde —mucho de lo que Obama dijo tendría que haberse dicho hace años—, no hay que subestimar la importancia de esta declaración. Obama y su predecesor, George W. Bush, usaron el estado de guerra —que comenzó con la autorización para invadir Afganistán y perseguir a Al Qaeda y otros que planearon los ataques del 11-S— para justificar actos excepcionales como la detención indefinida sin cargos y los asesinatos selectivos de presuntos terroristas. Aunque hay quienes creen, sobre todo algunos congresistas republicanos de línea dura, que la guerra tendría que durar para siempre, Obama dijo al mundo que EE UU debe volver a manejar el contraterrorismo como siempre se hizo, principalmente con leyes y agencias de inteligencia. Este giro es esencial para preservar el sistema democrático y el imperio de la ley por los que Estados Unidos lucha, y para reparar su dañada imagen global.

Nueva York, 12 de mayo.

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