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El revés electoral fuerza a Feijóo a imponer ceses por la corrupción

Dimite la portavoz del PP por sus implicaciones en el ‘caso Pokémon’

Xosé Hermida
Paula Prado, en un reciente pleno del Parlamento
Paula Prado, en un reciente pleno del ParlamentoÓscar Corral

El seísmo electoral del 25-M ha forzado al PP gallego a un cambio radical de estrategia. Alberto Núñez Feijóo ya se lo advirtió tras los comicios europeos a sus compañeros del comité de dirección del partido y luego lo reconoció públicamente: la corrupción ha pasado factura electoral a los populares. Y en los diez días transcurridos desde las elecciones europeas se han producido más ceses en el PP que en los dos años anteriores. En poco más de una semana, han dimitido nueve concejales de Santiago, una ciudad enfangada en numerosos escándalos, a los que ayer se sumó la renuncia de la portavoz del PP gallego, Paula Prado, implicada en el caso Pokémon. Prado, sin embargo, seguirá como diputada en el Parlamento gallego.

 Las periódicas revelaciones del sumario del caso Pokémon mantenían a Prado enmudecida desde el pasado febrero, a pesar de que teóricamente era la mujer encargada de explicar en público las posiciones del PP gallego. Los pinchazos policiales habían arrojado sospechas de que Prado, cuando era concejal en Santiago, infló una factura para favorecer a un empresario amigo, al tiempo que hacía gestiones para colocar en departamentos municipales y en contratas de servicios públicos a militantes o afines al PP. La también diputada autonómica optó por refugiarse en el silencio, lo que la invalidó para ejercer su cargo en el partido. Pese a lo insólito de la situación, Feijóo decidió mantenerla en el cargo entre tibias muestras de apoyo.

Casi cuatro meses después, batacazo electoral mediante, Prado anunció ayer su dimisión. La cadena de ceses en el PP había comenzado al día siguiente de los comicios con la renuncia de Adrián Varela, concejal de Santiago imputado también en el caso Pokémon. Detrás vinieron los siete compañeros suyos condenados por prevaricación, a los que luego se unió otra concejala compostelana también imputada, Rebeca Domínguez. En el gobierno de Santiago ya solo queda un imputado, aunque es el más relevante: el alcalde, Ángel Currás.

Prado, al explicar ayer su dimisión, aludió de modo indirecto a este repentino fuego purificador en el partido de Feijóo. “Son días de salidas en el PP de Galicia y creo que es un buen momento para una renuncia de este cargo”, explicó. La diputada admitió que su situación no estaba “ayudando al partido” así como la evidencia de que no ya no podía ejercer de portavoz. Reveló que en las últimas semanas había puesto el cargo varias veces a disposición de Feijóo y del secretario general, Alfonso Rueda, pero que estos la animaron a seguir. Además, aseguró que, pese a lo que parece deducirse de los pinchazos policiales, en su etapa como concejal de Santiago nunca manipuló un expediente de contratación.

Tanto AGE como BNG censuraron con dureza que Prado vaya a seguir de diputada mientras el PSdeG cargó contra el “escapismo de Feijóo”.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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