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Incursiones de drones ponen en duda la seguridad de las nucleares francesas

Las pequeñas aeronaves no identificadas sobrevolaron 9 de las 19 instalaciones en un mes

Carlos Yárnoz
La central nuclear de Golfech (suroeste de Francia), una de las que han sobrevolado drones no identificados.
La central nuclear de Golfech (suroeste de Francia), una de las que han sobrevolado drones no identificados. Regis Duvignau (REUTERS)

La seguridad de las centrales nucleares francesas ha sido puesta en entredicho a lo largo de todo el mes de octubre. En las cuatro últimas semanas, pequeños drones no identificados han violado el espacio aéreo de seguridad de al menos nueve de las 19 instalaciones existentes en el país, según han confirmado el Ministerio del Interior y EDF, la empresa explotadora de las centrales. La preocupación ha subido de tono porque los dos últimos sobrevuelos se han registrado horas después de que las autoridades alertaran de esas misteriosas prácticas de las que nadie se ha responsabilizado.

Los ministerios de Interior y Defensa han coincidido en asegurar que los drones son “pequeños”, como los que pueden adquirirse libremente en algunos comercios de electrónica o juguetes por unos centenares de euros. EDF, sin embargo, ha precisado a este periódico que se trata “de aeronaves del tipo dron”, pero que “no hay constancia fehaciente de su tamaño o de su peso”. Un portavoz de esta compañía aseguró, en todo caso, que las centrales francesas “están concebidas con medidas de protección suficiente ante cualquier amenaza exterior” y que no se ha visto afectado el funcionamiento de las instalaciones en ningún momento.

Ninguna organización ecologista se ha atribuido la acción

Los extraños sobrevuelos se han producido por toda la geografía francesa. Ninguna organización ecologista, que en ocasiones han realizado acciones para mostrar los fallos de seguridad en las centrales, se han atribuido los vuelos de drones. Especialmente Greenpeace, la más activa en ese terreno, ha negado estar implicada y ha añadido que siempre reconoce públicamente sus actividades.

El jueves, el Gobierno y EDF difundieron las primeras informaciones al respecto y les restaron toda importancia. No obstante, el Ministerio del Interior añadió que las fuerzas de seguridad disponen de sistemas para neutralizar ese tipo de aparatos y que, en el futuro, se analizaría la posibilidad de derribarlos. La sorpresa llegó este mismo viernes cuando EDF y el Gobierno confirmaron una información de iTele según la cual otros dos drones habían sobrevolado en la noche del jueves, y prácticamente a la misma hora (sobre las 21.00) las centrales de Penly, al noroeste de Francia, y de Golfech, al sur del país.

El primer sobrevuelo se registró el pasado día 5 sobre la instalación de Creys-Malville, actualmente en desmantelamiento. Después, y a lo largo y ancho de toda la geografía, se registraron otros seis sobrevuelos entre los días 13 y el 20 y, finalmente, los dos del jueves.

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Los dos últimos vuelos se produjeron horas después de que el Gobierno anunciara que estaba alerta sobre el fenómeno

Todos y cada uno de los vuelos, asegura el Gobierno, han sido detectados. EDF añade que, tras cada caso, se ha reforzado de inmediato la seguridad en torno a la central afectada, una misión que corresponde a la Gendarmería y, en último caso, al Ejército del Aire en caso de amenaza aérea. Los drones pequeños pueden ser inutilizados o bien por láser o bien mediante la perturbación de las comunicaciones por radio entre el avión no tripulado y quien lo maneja. En ninguno de los nueve casos se ha producido ninguna acción de ese tipo.

De acuerdo con la legislación francesa, el espacio aéreo de protección de una central es de cinco kilómetros de perímetro y una altitud de mil metros. EDF ha señalado que probablemente acudirá a los tribunales, que ya actúan de oficio para intentar localizar a los responsables. Ninguna de las fuentes consultadas se arriesga a aventurar ninguna hipótesis. Algunos datos, como la coincidencia horaria de los sobrevuelos del jueves, apuntan a una acción coordinada. Otros, como el amplio número de centrales sobrevoladas, podría apuntar también a la existencia de personas o grupos diferentes que imitan sus acciones.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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