_
_
_
_
_

Macri: “Tengo afecto personal por Rajoy, hicimos campaña juntos”

El candidato se define como “desarrollista”, ni conservador ni liberal, y asegura que Scioli recurre a la calumnia y el miedo porque perdió las otras batallas

Carlos E. Cué
El candidato Mauricio Macri, en rueda de prensa en Buenos Aires.
El candidato Mauricio Macri, en rueda de prensa en Buenos Aires.JUAN MABROMATA (AFP)

Mauricio Macri comparece ante la prensa extranjera y responde tres decenas de preguntas en un tono muy tranquilo, con su jefe de campaña, Marcos Peña, a su lado. Parecen los dos muy seguros de la victoria el próximo día 22 y pese al giro histórico que supondría en una Argentina dominada los últimos 14 años por el peronismo, no muestran ningún tipo de ansiedad. Hace unas semanas su victoria parecía imposible. Ahora la mayoría la dan como muy probable aunque ni mucho menos segura.

Macri habla ya como si estuviera pensando en el Gobierno y en sus aliados internacionales. Al candidato de la alianza Cambiemos, como a la mayoría de los políticos argentinos, no le gusta mucho definirse ideológicamente. Ganar en Argentina sin algunos votos peronistas parece imposible. Y solo con ellos también. Por eso definirse es perder. Macri da alguna pista al hablar de España y de las elecciones del 20-D: “Tengo una larga relación con Rajoy, un afecto personal, le he acompañado aquí en Argentina, hemos hecho campaña juntos, hay una importante colectividad española. En cualquier caso gane quien gane intentaré tener las mejores relaciones con España”, asegura en el auditorio del espectacular edificio diseñado por Norman Foster que alberga el Gobierno de la ciudad (ayuntamiento) y que él, que sigue siendo alcalde de Buenos Aires hasta el 10 de diciembre, inauguró en marzo en el sur de la ciudad, una zona muy popular, un símbolo más de su intento por desdibujar la imagen de rico heredero de la zona norte que arrastraba.

Más información
Macri y Scioli empiezan a definirse para ganar las elecciones
Científicos y artistas se movilizan contra Macri
Daniel Scioli y Mauricio Macri, la política de la buena cuna

Después de alabar a Rajoy –los inicios de su formación, el PRO, estuvieron muy cercanos al PP, aunque ahora también se fijan en el fenómeno de Ciudadanos- Macri se esfuerza para definirse ideológicamente. Se le pregunta si es liberal o conservador, las dos grandes corrientes del centro derecha mundial. “Nuestra ideología es resolver”, asegura este ingeniero más preocupado por la gestión. “Lo nuestro es un desarrollismo moderno del siglo XXI”, sentencia.

El desarrollismo es una corriente a la que también se apunta Daniel Scioli, su rival, que igual que Macri quiere huir de las etiquetas. “¿Qué es el centro? ¿qué es la derecha? ¿qué es la izquierda? ¡Yo voy a hacer lo correcto!”, contesta el candidato peronista sobre su ideología.

“Somos un partido emergente de la crisis de 2001, surgimos entonces para cambiar lo que había”, asegura Macri. “Creo que las siglas y las etiquetas tienen que ver con otros países y otros momentos, nosotros somos un grupo político del siglo XXI”, señala Marcos Peña. “Tenemos orígenes muy distintos, algunos vienen del radicalismo, otros del peronismo”, añade. “Nuestra gestión en la ciudad demuestra que no somos conservadores, sino modernizadores. Si alguien es conservador es Daniel Scioli con su gestión en la provincia”, remata.

Cuando se va a cuestiones que en otros países suelen marcar a los conservadores, como el aborto, Macri lo tiene claro: “Yo defiendo la vida”. Pero en realidad Scioli y la propia Cristina Fernández de Kirchner también son antiabortistas radicales, como Macri, incluso en caso de violación, con lo que la catalogación se complica aún más. Macri votó en contra del matrimonio homosexual que promovió el kirchnerismo, pero ahora apela a que dio libertad de voto a los suyos y que no se opuso a las bodas gais en la ciudad.

El alcalde de Buenos Aires va de vencedor y se nota en todas sus respuestas, siempre con calma. Pero no se anima a aclarar si cree que su victoria supondrá un giro regional clave desde la década dorada de la izquierda latinoamericana hacia un nuevo tiempo en el que Argentina puede cambiar y Venezuela tiene unas elecciones clave el 6 de diciembre. “Voy a ser más humilde, de momento vamos a un cambio histórico en la política argentina, en lo regional ya veremos”. Él insiste en que el 10 de diciembre pedirá una reunión de Mercosur para aplicar la cláusula democrática a Venezuela si no libera a Leopoldo López.

Macri sabe que el Gobierno brasileño se está volcando con Scioli, pero confía en que si él gana todo se readaptará porque Brasil y Argentina son socios clave. “Para Dilma va a ser mucho más fácil ponerse de acuerdo conmigo que con Cristina”, ironiza. El candidato no quiere problemas con nadie y es capaz de decir en la misma conferencia que le interesa mucho tener una buena relación con EEUU pero también con Rusia y China.

Ni siquiera parece muy preocupado con la gran baza aparente del peronismo: el miedo de una parte de la sociedad a la llegada de Macri, hijo de uno de los empresarios más importantes del país, al que muchos, sobre todo en las clases bajas, asocian al neoliberalismo. “Utilizan el miedo porque cuando se pierde el debate de las ideas al perdedor le queda la calumnia”. asegura.

El domingo tendrá un debate clave con Scioli, el único, que marcará la campaña. De momento parece que va ganando pero en Argentina todo cambia en unos días. Hace dos semanas muchos no daban un duro por él y ahora parece el favorito indiscutible.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_