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Golpe de estado

Todos los esfuerzos se centran en convencer a Tejero de que está completamente solo en la rebelión

A las 6.30 horas de hoy la situación se mantenía estacionaria en el interior del Congreso de los Diputados, después de doce horas de retención del Gobierno y el Parlamento en pleno por una compañía de la Guardia Civil, al mando del teniente coronel Tejero, y todos los esfuerzos se encaminaban a convencer a éste de que se hallaba completamente solo en la rebelión, luego de que a las 4.50 horas se anunciase que el teniente general Milans del Bosch estaba redactando un bando que anulase a otro por el que el capitán general de la III Región Militar -Valencia- declaraba estado de excepción en toda su zona.

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Manuel Pérez Barriopedro y Manuel Hernández de León

No obstante, hasta el cierre de esta edición todos los intentos de negociación con el jefe de los guardias civiles rebeldes resultaron infructuosos. Tejero también había rechazado, a primeras horas de la madrugada, dos mediaciones personales de los generales Alfonso Armada, segundo jefe del Estado Mayor del Ejército, y Manuel Prieto, actualmente separado del mando en el Ejército y persona de quien Tejero se ha sentido muy unida ideológicamente en los últimos tiempos, a quienes les fue permitida, por separado, la entrada al edificio.A esta hora -6.30-, la situación continúa siendo, en el exterior del palacio, la de un cerco absoluto por numerosos efectivos de fuerzas de seguridad y de más de un centenar de miembros de la Policía Militar, así como una compañía de la reserva de la Policía Nacional, que tienen completamente tomadas las inmediaciones en un radio de acción de más de trescientos metros a la redonda. El plan de asalto por sorpresa a cargo de miembros de elite de los Grupos Especiales de Operaciones (GEO), de la Policía Nacional y de las Unidades Antiterroristas Rurales (UAR) de la Guardia Civil, ultimado desde primeras horas de la madrugada, continuaba congelado (aun cuando los efectivos a tomar parte en la operación estaban totalmente preparados), a la espera de una solución negociada. El teniente coronel Tejero insistió en no dar como buena la noticia de la marcha atrás de Milans del Bosch cuando le fue comunicada a través de un megáfono y personalmente, por teléfono, por las autoridades policiales, y mantenía sus peticiones de formación de un Gobierno formado por militares y de disolución de las Cortes Generales. Tejero insistía en que apoyaban el golpe las Capitanías Generales de Valencia y Barcelona.

Periodistas y observadores instalados en el hotel Palace, cuartel general de las operaciones de los altos mandos de las fuerzas de seguridad, insistían en una posible desconexión de todas las operaciones de éstas.

Adolfo Suárez permanece solo en una habitación

Mientras tanto, las noticias procedentes del interior del Congreso de los Diputados señalaban que a pesar de la fuerte tensión que se observa en el mismo, se conservaba la calma y la tranquilidad tanto entre diputados y miembros del Gobierno en funciones como entre los guardias civiles asaltantes. El presidente del Gobierno permanecía solo en una habitación (vigilado por cinco guardias civiles), y el vicepresidente Gutiérrez Mellado, Agustín Rodríguez Sahagún, Felipe González y Santiago Carrillo, en otra sala contigua, vigilados por varios números más, mientras el resto permanecían sentados en sus respectivos escaños.

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Desde las 3.50 horas se tuvo en varios momentos la impresión de que las fuerzas de seguridad podrían actuar en cualquier momento, aunque al respecto existieron continuas noticias contradictorias. Todas las personas que lograron entrar y salir con posterioridad del hemiciclo insistieron en que las cosas iban bien en el interior, e incluso el ayudante de Adolfo Suárez, comandante López de Castro, señaló que «todo va muy bien. Tranquilidad, tranquilidad ».

No pudo ser confirmada, en cambio, la noticia de que algunos policías militares que entraron sobre las 2.30 horas en el patio interior existente entre los edificios viejo y nuevo del Congreso se habían unido a la rebelión, como se había dicho a lo largo de una madrugada tremendamente tensa, cargada de rumores que contribuían aún más a crear una verdadera ceremonia de confusión. Todas las declaraciones de civiles y militares que habían visto o hablado por teléfono con Tejero a partir de las dos de la madrugada señalaban que éste no estaba tan tranquilo como al principio y que acabaría entregándose. No obstante, la situación continuaba indefinida a las 6.30 horas de hoy.

General Prieto:

"Espero un desenlace rápido"

A las 2.25 horas de hoy, el general Prieto declaraba a la cadena Ser que tenía la impresión de que «el desenlace puede ser muy rápido», sobre todo a la vista de la alocución del Rey (que se había producido una hora antes aproximadamente) y a la vista de la decisión del general Milans del Bosch de retirar las tropas de las calles de Valencia.

El general Manuel Prieto se había entrevistado con el teniente coronel Tejero, poco antes de la medianoche, en el hemiciclo del Congreso, a petición del teniente general Aramburu Topete y del general Sáenz de Santamaría. El general Prieto, del que Tejero ha sido colaborador y persona muy próxima ideológicamente, declaraba que «no había intentado llegar a un acuerdo, porque no soy quien para hacerlo». Sin embargo, le instó a guardar la calma y la tranquilidad. Prieto dijo igualmente que había comprobado el gran nerviosismo que reinaba en el interior del palacio de la carrera de San Jerónimo y desveló que tanto Felipe González, como Santiago Carrillo, Agustín Rodríguez Sahagún y el teniente general Gutiérrez Mellado estaban aislados en una habitación próxima al hemiciclo, aunque no supo precisar si el presidente en funciones, Adolfo Suárez, y el candidato a presidente, Leopoldo Calvo Sotelo, se hallaban en la misma habitación o en el hemiciclo.

Prieto desveló también que Tejero le había dicho que obedecía órdenes de sus jefes, y al preguntársele, quiénes eran éstos, declaró que no lo sabía. Inquirido directamente sobre si creía que Tejero acataría una orden del Rey, el general Prieto contestó que suponía que sí, aunque dijo que se trataba de una suposición

A esa hora, las 2.35 de la madrugada, después de más de ocho horas de ocupación del palacio, en los alrededores del mismo y en el Hotel Palace, donde continuaba la plana mayor de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, se alcanzaba el mayor grado de tensión. Unos trece jeeps de la Policía Militar de la División Acorazada Brunete, que habían llegado a las inmediaciones del palacio a la 1.30 horas, aproximadamente, y un pelotón de a pie continuaban tomando posiciones junto a las puertas de entrada del palacio. A esa hora se agigantaba el rumor de que los miembros de las fuerzas de seguridad que invadieron el hemiciclo por la tarde podrían entregarse a la Policía Militar, lo que no se había confirmado aún a las tres de la madrugada. Unos 30 o 35 efectivos de las UAR rodeaban el palacio.

Las citadas fuerzas de la Policía Militar entraban a las 2.30 horas en el patio interior existente en el pasadizo que separa el edificio nuevo del viejo, que hasta tiempo antes había estado vigilado por fuerzas del teniente coronel Tejero.

El general Armada, con Tejero

El segundo jefe del Estado Mayor del Ejército, general Alfonso Armada, había entrado en el hemiciclo alrededor de las 0.07 horas de hoy. El teniente coronel Tejero había afirmado previamente que sólo hablaría con el general Armada, con el general Milans del Bosch o con el mismo Rey. De hecho, según manifestaron a Europa Press testigos que se hallaban fuera del hemiciclo en el momento de la invasión de guardias civiles, los asaltantes dijeron proceder en nombre del capitán general de la III Región Militar (Valencia), teniente general Milans del Bosch. También un testigo presencial que permanecía en el suelo de la centralita de las Cortes pudo oír cómo el teniente coronel Tejero hablaba por teléfono con Valencia, indicando a su interlocutor, al que llamaba «mi general», que todo estaba en orden.

El general Armada había llegado a las proximidades del palacio en compañía de Aramburu Topete y ambos procedían del hotel Palace. El general Aramburu Topete hubo de regresar al hotel al impedírsele la entrada en el palacio. Armada dialogó con Tejero durante unos 65 minutos y a su salida del edificio, al ser requerido por los periodistas, manifestó que «no pasa nada» y señaló a los miembros de su escolta que se mantuvieran tranquilos. Esto ocurría a la 1.15 horas.

Minutos después, el general Armada, en compañía del gobernador civil de Madrid, abandonaba el hotel Palace en dirección desconocida, si bien posteriormente se supo que se había dirigido, en un coche de la Guardia Civil, al Ministerio del Interior, donde permanecían reunidos los secretarios de Estado y subsecretarios de los distintos departamentos que, bajo la presidencia del director de la Seguridad del Estado, Francisco Laína, se habían constituido en «Gobierno en funciones», por órdenes directas del Rey desde últimas horas de la tarde de ayer. Allí permanecieron hasta las 2.34 horas, en que ambos se dirigieron hacia el Cuartel General del Ejército.

Los dos intentos de convencer al teniente coronel Tejero eran, en principio, el resultado más visible de la larga reunión de jefes y oficiales de la Guardia Civil y de la Policía Nacional que se inició en el hotel Palace -que se convirtió así en puesto de mando improvisado durante todo el suceso- minutos después de la invasión del Congreso de los Diputados.

A esta reunión se habían ido incorporando el general director de la Guardia Civil, Aramburu Topete; el inspector de la Policía Nacional, general Saenz de Santamaría, y el gobernador civil de Madrid, Mariano Nicolás.

Las fuerzas especiales de seguridad, preparadas

Poco después de las diez de la noche, se sabía en fuentes competentes que se estaba ultimando un plan de actuación de fuerzas especiales de Seguridad -GEO y UAR- para asaltar el edificio y liberar al Gobierno y al Parlamento.

A las 23.45 horas se pudo ver al teniente coronel Tejero asomado a un balcón gritando a las fuerzas de la Policía Nacional que se retirasen del edificio, lo que éstas hicieron de forma discreta. Era visible en las proximidades del hotel Palace la presencia de conocidos dirigentes ultras, entre ellos Sánchez Covisa, Ricardo Alba y otros.

Habían circulado noticias en el sentido de que muchos de los guardias civiles que asaltaron el Congreso no sabían exactamente la misión que iban a realizar cuando entraron al palacio, lo cual no pudo confirmarse plenamente.

A la una de la madrugada, el gobernador civil de Madrid declaraba en el hotel Palace que «la situación está controlada», y que se estaba rodeando el palacio de Congresos para proteger la inviolabilidad de la Cámara.

Mariano Nicolás: "Es cuestión de esperar"

«La solución es problema de tiempo», afirmaba Mariano Nicolás, «es cuestión de esperar».

La operación de asalto por los GEO y las UAR se había perfilado de acuerdo con los planos del palacio del Congreso de los Diputados. Un ayudante de Aramburu fue visto en un momento determinado -alrededor de la 1.30 horas- en el vestíbulo del hotel Palace con un mazo de planos. Antes de esa hora, mientras continuaba intensamente la reunión, habían sido vistos cerca de la puerta principal del Palace el comisario jefe de la Brigada Regional de Policía Judicial, de apellido Ballesteros; el comisario jefe de la Comisaría de Retiro, Casaurrán (a quien corresponde la seguridad del palacio de las Cortes) y al comisario Tomás Agrela, que fue cesado recientemente de su cargo a consecuencia de la muerte en Carabanchel del etarra José Arregui.

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