_
_
_
_
_

La ‘Garotada’ que potencia a Neymar

Brasil ilusiona al envolver al delantero del Barcelona con una camada de futbolistas complementarios de gran potencial

Neymar, durante el partido ante Honduras.
Neymar, durante el partido ante Honduras.Ian MacNicol (Getty )

El miércoles el ambiente en Maracaná evocaba sensaciones que parecían perdidas en algún lugar de su mítica historia. En el césped una selección brasileña vapuleaba a su rival, Honduras, con un fútbol atrevido, elaborado y con picos preciosistas que provocaron un carnaval de música y cánticos en la grada. Neymar lucía la cinta de capitán, el 10 a la espalda, botas sorprendentemente negras y olvidó por una tarde los tintes marcianos en su pelo. No falta entre el periodismo local quien ha visto en esos detalles un homenaje al clasicismo y a la vieja esencia del fútbol brasileño tan agraviados en las últimas décadas. Neymar pareció querer completar la ofrenda con una actuación sobresaliente que incluyó dos goles y un catálogo superlativo de gestos técnicos muy celebrados por la “torcida”. Fintas, regates, controles, requiebros y una amplia gama de pases precisos y afilados con los que el barcelonista certificaba el gran nivel de entendimiento que ha adquirido con sus eventuales compañeros olímpicos. Una joven cuadrilla que registra a Neymar como protagonista pero que también trabaja con firmes conceptos colectivos y que incluye otros nombres propios que se están reivindicando en Río.

Gabriel Jesús, Luan, 'Gabigol' forman junto al azulgran un cuarteto vistoso

La selección olímpica de Rogério Micale parece querer gritarle al mundo que Brasil sigue produciendo buenos futbolistas y que juega reivindicando buena parte de aquello que la absoluta parece haber olvidado. Tras los dos pálidos empates a cero con los que arrancó el torneo ante Sudáfrica e Irak, Brasil ha crecido en busca del oro. El técnico, un reputado nombre en el fútbol formativo brasileño, ha ido ajustando piezas y modelando ecuaciones tácticas hasta llegar a la exhibición ante Honduras con un equipo muy definido y hombres clave rindiendo a un altísimo nivel. Si Brasil todavía no ha encajado un solo gol en cinco partidos es en buena medida por los excelentes centrales que cierran con llave el área del correcto guardameta Weverton. Ninguno se distingue por una gran armadura física, pero si por una fenomenal lectura del juego, combinada con el pulso para tirar la línea defensiva bien arriba sin temblar y la capacidad para tratar bien la pelota.

Marquinhos, de 22 años, ya se ha curtido en los palcos europeos de la Roma y el PSG. Su compañero de zaga es el segurísimo Rodrigo Caio, del Sao Paulo, que esta semana cumplió los 23 destilando clase y confianza. Mide bien los tiempos cuando sale al corte, posee velocidad y contundencia, un gran juego aéreo y una muy buena salida de balón. Su aspecto de adolescente de clase alta contrasta con la perspicacia y el ingenio que exhibe en sus anticipaciones. Los laterales, Zeca y Douglas Santos, no tienen demasiada proyección ofensiva por exigencias del guión de un equipo con la delantera hiperpoblada. Walace, del Gremio, tiene 21 años, mide 1’88 y es el principal volante defensivo del equipo: Desde que sustituyó en esa posición a Tiago Maia, Brasil parece haber solidificado su medio campo con granito y la torcida celebra cada robo de balón del bahiano, que protege muy bien ese tesoro para luego entregarlo con simplicidad. El otro volante Renato Augusto, uno de los veteranos del equipo que con Dunga tuvo peso en la selección absoluta, aporta equilibrio, despliegue y carácter. Y pocos jugadores sueñan más que él con la posibilidad de ganar la final a Alemania: Renato Augusto juega en la liga china, pero nació en Río, se formó en el Flamengo, y lleva un dibujo de Maracaná tatuado en su brazo derecho.

A partir de la zona que marca el volante carioca Brasil reúne a cuatro delanteros. La singularidad del equipo de Micale reside precisamente en esa atípica fórmula. La movilidad , el reparto de espacios y el intercambio de posiciones es la forma de vida que han adoptado Neymar, Gabriel Jesús, Luan y Gabriel Barbosa en los Juegos olímpicos. Los tres escuderos del barcelonista actúan en clubes brasileños. Por poco tiempo más lo hará Gabriel Jesús, de 19 años, que ya ha fichado por el Manchester City de Guardiola, al que teóricamente se incorporará el próximo invierno. Juega y golea en el Palmeiras, equipo con el que ya ha ganado la Copa de Brasil y ha sido elegido mejor revelación del último campeonato brasileño. Tite, el seleccionador nacional, ya le ha definido como una absoluta realidad. En la selección olímpica ocupa de salida la banda izquierda. En ese sector muestra fenomenales recursos en velocidad para regatear al rival. Es incisivo y profundo. Cuando pisa el área saca su alma de “9”. La que ya admira todo Brasil, desde mucho antes de que marcara los tres goles que ya suma en estos Juegos. Su notable productividad anotadora, que exhibe desde que era un crío, es una vistosa mezcla de precisión y frialdad, aderezada con mucha inventiva en la toma de decisiones. Dicen que tiene la cabeza muy bien amueblada dentro y fuera del campo. Micale suele destacar su impresionante madurez, que conoce bien porque el delantero del Palmeiras es desde hace mucho tiempo un nombre habitual en la selecciones brasileñas de base.

Luan, de 23 años, destaca como goleador en su equipo, el Gremio, pero en la selección olímpica fluctúa entre ser improvisado en la media punta o acompañar a Neymar en la delantera, en posiciones centradas. Suma tres goles en los Juegos, pero se ha revelado como un peligroso pasador. Su visión de juego para meter balones profundos a la espalda de los zagueros rivales le ha llevado a la titularidad. Micale ha tirado de él en los últimos partidos en detrimento de Felipe Anderson (otro futbolista de gran potencial por su explosiva verticalidad y sus cambios de ritmo) con resultados más que positivos. Completa el cuarteto ofensivo Gabriel Barbosa, de 19 años. En el Santos le llaman “GabiGol”. No por nada anotó más de 600 goles en las categorías inferiores del club paulista al que llegó con ocho años desde Parque Seleta, una favela con casas de madera de la localidad de Sao Bernardo do Campos. Ha seguido perforando redes en el primer equipo, fogueándose y descifrando los secretos del gol al lado de ilustres veteranos como Robinho o Ricardo Oliveira. Gabriel Barbosa es zurdo. Zurdísimo. Sabe lo que es vestir la camiseta “verde amarelha” desde la selección sub 15. También luce una técnica notable y una gran capacidad combinativa, tal y como muestran sus actuaciones en la banda derecha de la selección de Micale con la que ha marcado dos tantos. Debutó en partido oficial con el Santos en mayo de 2013, frente al Flamengo, en el estadio Mané Garrincha de Brasilia. No era un domingo cualquiera. Ese día Neymar lloró como un niño escuchando el himno nacional. Vestía por última vez la camiseta del Santos para poner rumbo a Barcelona.

Ahora en la capital carioca, en el templo sagrado de Maracaná, “Gabigol” tira con Neymar las paredes que a ambos no les dio tiempo a fabricar juntos en el Santos. Una metáfora de la complicidad que exhiben cuatro garotos. Cuatro delanteros brasileños que parecen hacer guiños al fútbol del pasado para conquistar el del futuro.

Esta 'canarinha' juega reivindicando lo que la absoluta ha extraviado

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_