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España y Alemania, dos campeones y un estilo

Las dos últimas vencedoras mundialistas en categoría absoluta miden el poder de sus canteras después apostar por un juego de toque y con Rusia 2018 en el horizonte

Saúl junto a Ceballos.
Saúl junto a Ceballos. JACEK BEDNARCZYK (EFE)

Si hay un equipo y un estilo que haya marcado un punto de inflexión en el fútbol actual fue el que desplegó la selección española durante la época de mayor gloria de su historia, el periodo dorado entre 2008 y 2012. Cuatro años, un Mundial, dos Eurocopas y un dominio absoluto del fútbol alcanzado a través del balón y la posesión que ejecutaban los Iniesta, Alonso o Xavi. La propuesta de juego de Luis Aragonés que continuó Del Bosque con España y encumbró Pep Guardiola en el Barcelona pasó a ser el cenit futbolístico al que muchos aspiraban. También Alemania, un país con una tradición y un estilo propio arraigado que no dudó en apostar por copiar el modelo español y bajar el balón al piso. Hacerlo le llevó a discutir el trono a una España a la que desbancó en 2014, cuando se coronó en Brasil. Las dos últimas campeonas del mundo se enfrentan hoy en la final del Europeo sub-21 mientras intentan dar una vuelta de cinta a sus propuestas.

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Sobre el papel, la España de Celades parte como favorita para llevarse su quinto título continental de la categoría con una plantilla que cuenta con mayor repertorio y más nombres. Los Asensio, Saúl, Ceballos o Kepa se antojan demasiado para una Alemania en la que faltan algunos de los referentes de su generación. Si La Rojita cuenta con todos sus primeros espadas, en el equipo de Stefan Kuntz podían haber estado por edad futbolistas de la talla de Joshua Kimmich, jugador del Bayern de Múnich, Matthias Ginter y Julian Weigl, central y centrocampista del Borussia Dortmund, Leroy Sané, atacante por el que el Manchester City pagó el pasado verano más de 40 millones de euros o Timo Werner, delantero que esta temporada ha marcado 21 goles con el RB Leipzig. 

Que algunos de estos y otros cuantos no estén Polonia ha sido decisión del seleccionador absoluto, Joachim Löw, que ha reclutado a una base de jugadores jóvenes para disputar la Copa Confederaciones. La razón, ir intercalando a algunos de los veteranos que ganaron el Mundial en 2014 con los  talentos que empujan desde atrás, una estrategia de renovación que ejecutó con más retraso España. "Vamos a participar en el torneo con una plantilla joven. Queremos que los que estén con nosotros aprendan nuestras ideas, nuestros mecanismos y que entrenen con nosotros. El objetivo es acercarlos un poco más al nivel mundial”, dijo Löw, que puso el ejemplo de España en el Mundial de Brasil. "Todo el mundo necesita cambios. Ellos fueron campeones en 2010 y en 2014 con prácticamente el mismo equipo se quedaron fuera a las primeras de cambios"

De los que ha dejado disponibles para el europeo destacan los volantes Dahoud, Arnold y Gnabry y sorprende el meta Pollersbeck, quien llegaba como desconocido y metió a su equipo en la final con una sobresaliente actuación ante Inglaterra. La verticalidad que ofrecen a España Saúl, Asensio y Deulofeu acercan en estilo a dos selecciones de toque y velocidad que pugnan en Polonia por la hegemonía del fútbol europeo a un año del Mundial de Rusia. Hoy, en categoría sub-21, donde entre ambas han ganado tres de los últimos cuatro campeonatos, será el quinto de España o el segundo de Alemania.

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