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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un despelote de Ayuntamiento

El consistorio de San Pedro del Pinatar ha prohibido el nudismo bajo multas de hasta 750 euros

Varias personas practican nudismo en la playa de los Caños de Meca, Cadiz.
Varias personas practican nudismo en la playa de los Caños de Meca, Cadiz. JULIÁN ROJAS

No sé si San Pedro del Pinatar, Murcia, era un clamor vecinal contra una playa nudista que llevaba allí años, contra quien hace pipí en el mar y otros fenómenos increíbles, como ir en bicicleta por el paseo marítimo o jugar a las palas en la arena. ¿Qué será lo próximo, comer helados al atardecer? En fin, todo cosas inverosímiles que hacen de este pueblo un lugar único de estudio para la ciencia. Tanto, que el ayuntamiento del PP ha prohibido todo con multas de 750 euros. Por lo visto va en serio, aunque dudo que portavoces y concejales sean capaces de hablar de ello sin reírse. El verano pasado el burkini y ahora esto, no hay quien se aclare.

Si, por el contrario, no era un clamor vecinal, desde fuera no se entiende nada. Hemos luchado mucho en democracia para estar en pelotas en la playa y, lo que es mejor, ver a la gente en pelotas en la playa. Ha sido una batalla no exenta de desilusiones, es cierto, se desmitifica mucho el cuerpo humano, pero nadie dijo que esto fuera fácil. Quizá sería más violento obligar a la gente a desnudarse mediante ordenanza municipal, pero si alguien quiere desvestirse, y donde se ha hecho toda la vida, por qué no. A veces dicen: ¡es que hay niños! Hombre, un niño no se asusta de ver adultos en bolas. Si acaso hacen comentarios demasiado espontáneos que te hacen pasar momentos raros, pero porque dicen la verdad. Sobre tamaños, hechuras, colores. Son más naturales que los propios naturistas.

Al margen de que la propia web regional promociona sus playas turísticas, y bajo el logo del año jubilar de Caravaca de la Cruz, a lo mejor es que en el pueblo ha habido incidentes puntuales que se han comentado a la salida de misa o tomando copas los concejales con sus cuñados. Es decir, podría tratarse de una preocupación que va de minoritaria a muy minoritaria, o incluso al revés, y parece el clásico caso en el que se piensa que poniendo multas se arregla todo. Delegando en la policía lo que los ciudadanos suelen resolver por sí mismos, con urbanidad y sentido común, aunque no sé si han notado que ya se tiene miedo o se ha perdido la práctica de hablar con desconocidos.

El verano sería un buen momento para reapropiarnos de la comunicación. Que pese a lo que insistan los anuncios de móviles, no es lo que dicen ellos, sino hablar con la gente directamente. Hay casos en los que se debe intervenir por el bien de la comunidad. Por ejemplo: “¿Por favor, sería usted tan amable de bajar el volumen de este insoportable reggaetón?”. En cuanto a la playa nudista, yo optaría por la resistencia civil, a ver qué hacen si llegan cientos de personas desnudas. Y si realmente el ayuntamiento pierde todo sentido del ridículo y manda la policía, se le podría dar la respuesta más obvia cuando ponga la multa: mire agente, es que no llevo nada encima.

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Sobre la firma

Íñigo Domínguez
Es periodista en EL PAÍS desde 2015. Antes fue corresponsal en Roma para El Correo y Vocento durante casi 15 años. Es autor de Crónicas de la Mafia; su segunda parte, Paletos Salvajes; y otros dos libros de viajes y reportajes.

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