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El Camp Nou no tiene miedo

La hinchada y los jugadores recuerdan a las víctimas de los atentados al tiempo que el club extrema la seguridad en el estadio

Jordi Quixano
Los jugadores del Barcelona guardan un minuto de silencio.
Los jugadores del Barcelona guardan un minuto de silencio. LLUIS GENE (AFP)

Las afligidas notas de El cant dels ocells acompañaron al sentido minuto de silencio que se guardó en el Camp Nou. Tras el mutismo, sin embargo, llegó el estruendo; un prolongado aplauso que fue un grito con las palmas de las manos en homenaje a las víctimas de los atentados en Las Ramblas y Cambrils. “¡No tinc por! ¡No tinc por!”, vociferó entonces el estadio durante unos segundos, justo antes de que comenzara el partido y apenas instantes después de que los dos equipos posaran para la foto sobre un rótulo que decía #TotssomBarcelona, donde también se veía el escudo del Barça adornado con un lazo negro. Pero anoche no estaban todos en el campo.

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Faltaba, por ejemplo, Elke Vanbockrijc, funcionaria del servicio postal en Tongeren (Bélgica), que decidió pasar una semana junto a su marido y sus dos hijos en Barcelona para visitar la ciudad y también la localidad de Vic, porque así se llamaba uno de sus niños, el mismo que no podía contener la emoción al saber que vería el estadio donde juega su idolatrado Messi. No pudo ser; a Elke se la llevó la maldita furgoneta que atentó en Las Ramblas. Decidió el Barça, como respuesta, que sus jugadores saltaran al campo con el nombre de Barcelona en la espalda y con el lema #TotsSomBarcelona en el pecho. Iniciativa que convenció al aficionado, porque no fueron pocos los que de buena mañana se acercaron a la tienda oficial del estadio para estamparse así la camiseta. “Ha venido bastante gente, sí”, explicaba Romina, encargada de la tienda. “Es un día especial y nos alegramos de estar aquí”, contaban Peter y Maya, una pareja de daneses que apuraban sus últimos días de vacaciones; “esta camiseta no tiene el nombre de un jugador sino de la ciudad y por lo tanto siempre será actual”. Se unió Laura, que se había hecho con tres zamarras: “Es lo menos que podemos hacer. Además, es muy bonito poder juntar en una camiseta nuestras pasiones, Barcelona y el Barça”.

A escasos metros de la tienda, un centenar de efectivos de seguridad de Sabico –agencia externalizada que ayuda en los días de partido– se reunía para recibir las últimas consignas. “Hacemos lo de siempre porque desde hace un año, tras el atentado en Francia, estamos en nivel cuatro de alerta. Pero sí que les hemos hecho hincapié en que miren dos veces las bolsas y hagan bien los cacheos”, señalaba Raúl, coordinador de Sabico. Tras ellos, tres perros de la empresa Barna Partner empezaban a olisquear por los alrededores del campo. “Hay dos perros de intervención y uno más de explosivos”, indicaba Robert, encargado de la unidad canina. La seguridad era primordial y por eso también trabajaron a destajo los de Prosegur en las puertas del estadio y se colocaron New Jerseys –así se llama coloquialmente a este tipo de balizas de cemento– en la entrada del bulevar del estadio. “Así no pueden pasar los coches”, argumentaba Rafa Soldado, jefe de seguridad del Barça. Los Mossos, que coordinaban el operativo, también inundaron una hora y media antes del encuentro los aledaños con furgonetas y efectivos para realizar controles.

No fueron las únicas medidas. Resulta que el Barça estrenó ayer un inhibidor de drones, aparato que cortaba la frecuencia a siete kilómetros a la redonda para evitar posibles atentados aéreos. Por lo que pareció buena la frase del himno que utilizó la Grada de Animación en una pancarta: “Mai ningú no ens podrà torcer [nadie nos podrá vencer nunca]”. “Estamos impresionados por la respuesta del Barça y también de Barcelona, es una ciudad con alma”, decía Mustafá, un señor de Tánger. Carlos, hincha que raramente se pierde un desplazamiento, agregó: “Por eso somos más que un club, porque el Barça piensa más allá del fútbol”. Y Joan, que iba de la mano de su nieto, ahondó: “Queremos cantar que no tenemos miedo. Y sabemos que el Camp Nou es un lugar donde nos escucharán”. Mientras, el niño, susurraba sin parar: “No tinc por, no tinc por”. Un canto que el Camp Nou también hizo suyo.

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